HOJAS DE CHOPO
Las hermosas aristas de la utopía
ALFONSO GARCÍA
12/06/2017
La utopía es uno de los fundamentos del futuro. «Corremos tras los
sueños. Qué otra cosa podemos hacer», escribió Celso Castro en Sylvia,
una novela hermosa. Lo que ocurre es que normalmente estas actitudes
pertenecen de forma casi exclusiva a la esfera de muy pocas
individualidades, que desde el silencio, la constancia y la fortaleza de
ánimo, casi siempre desde la soledad, diseñan un camino de largo
recorrido cuyo trazado sufre numerosas rectificaciones sobre todo por
parte de quienes se instalan en la realidad que acuna y adormece. Los
acomodaticios statu quo suelen ser obstáculos difíciles de salvar, bien
por parte de quienes temen el más mínimo atisbo de incertidumbre, bien
por parte de quienes hacen más caso al sillón que al pueblo al que dicen
representar.
A uno le reconforta, sin embargo, saber que estas voces que reclaman
compromisos activos en una sociedad sean escuchadas en alguna ocasión,
quizá porque su voz les haya llevado a las puertas de la evidencia.
Cuando la sociedad civil toma conciencia de una realidad, se ha dado un
gran paso, sin duda. Tal es el caso, por poner un ejemplo, del desdén
con que la Junta enfoca el tratamiento económico hacia esta tierra, muy
lejos de la ecuanimidad y el equilibrio, vaciando las legítimas
aspiraciones, más ricas sin esta pertenencia impuesta contra la voluntad
de la ciudadanía. A los hechos y constataciones me remito en uno y otro
caso. Repartir o conceder algunas migajas cuando aprieta la agonía es
una manifestación de indecencia. La dignidad se pone en entredicho
cuando se violentan los principios. La utopía cree necesaria la búsqueda
de una sociedad mejor, más solidaria y más justa. Supongo que por ello
todos somos un poco utópicos.
Sobran ya, por otra parte, los argumentos de salón o de barra de bar,
los argumentos llenos de aires sentimentales. Necesitamos poner, cada
cual en su medida, bases de fortaleza, argumentar, generar riqueza y
reivindicar (rei-vin-di-car) en la línea del razonamiento, no del
victimismo que aniquila aspiraciones. Pienso ahora en ello pensando en
Irma Basarte, «la utópica defensora de los palomares leoneses», como la
definió A. Gaitero, al realizar «el inventario más completo y actual de
las ‘casas rurales’ de las palomas y hacer un llamamiento a su
conservación y protección para salvar un patrimonio de origen ancestral
muy arraigado en la provincia de León». Ese es el camino. Una labor de
años, de esfuerzos y de entrega. Gracias.
Publicado en el Diario de León
¡Gracias!
Irma Basarte10.-