La Asociación de Amigos de los Palomares de León
se constituyó en 2011. Es justo reconocer que la verdadera impulsora de
la asociación fue la etnógrafa Concha Casado Lobato (1920-2016), que a
la vez era también su presidenta de honor. Se trata de una entidad que
carece de socios y de cuotas, pero que mantiene un blog activo y muy
interesante. Sus fines son claros: realizar el inventario/catálogo
exhaustivo de todos los palomares tradicionales de la provincia de León;
promover la protección, conservación, restauración y defensa de los
mismos… en definitiva, salvar estas edificaciones de la arquitectura
popular amenazados por la ruina, los que quedan en pie poderlos
conservar, con o sin palomas en su interior, en favor del patrimonio
arquitectónico y cultural.
Irma Basarte, de la Asociación de Amigos de los Palomares de León
“Desde la asociación estamos realizando en la actualidad una exposición itinerante, ‘Palomares de León. Utopía en camino’, que irá por toda la provincia de León,
por lo que pedimos que si algún municipio está interesado en que la
muestra se lleve allí, que se ponga en contacto con nosotros; el único
requisito es que tengan un lugar apto para dicha exposición y una póliza
de Responsabilidad Civil por si se deteriora alguna de las obras”,
avanza Irma Basarte, alma máter de la asociación, quien remarca que el
matrimonio de holandeses que invirtió 24.000 euros para restaurar en el
Bierzo el palomar del Monasterio de Carracedo, ya ha pedido llevarse la
exposición a Holanda.
Y para predicar con el ejemplo, Irma compró un palomar en Santas
Martas en 2010. “Cuando lo compramos estaba en ruina, ya que se había
caído una pared entera y parte del tejado, pero lo restauramos y lo
pusimos en producción. Con esto quiero decir que sí se puede restaurar
un palomar. Actualmente tenemos palomas y la palomina nos sirve de
fertilizante para abonar la huerta”, apunta Basarte.
Palomar en Villapeceñil. Imagen: Irma Basarte
“Es necesario sensibilizar a la sociedad y a los distintos órganos de
la Administración estatal, autonómica, provincial y municipal, toda una
utopía. Hay que hacer mucho hincapié en que los dueños tienen que
restaurar sus palomares, que se pongan en contacto con la asociación o
con el Instituto Leonés de Cultura, pero que los restauren, tenemos que
pelear por lo nuestro porque tenemos muy claro que en el momento que un
palomar vuelve a la tierra, este muere para siempre”, indica Irma, una
defensora comprometida con el patrimonio más amenazado. “Cada palomar no
sólo tiene su nombre, normalmente el del dueño o propietario, sino que
cada uno tiene su pequeña historia, por eso tengo en mente en una
segunda fase cogerme una grabadora y grabar a la gente de los pueblos
las historias de sus palomares”, avanza Irma.
Las ayudas
La Diputación de León puso en marcha en 2017 por primera vez una línea de subvenciones
para animar a los propietarios de los palomares que aún permanecen en
pie a emprender una restauración o, al menos, una acción de
mantenimiento para evitar que se venga abajo la construcción. “El día
que inauguramos la exposición en el Museo Etnográfico de Mansilla de las
Mulas le dije al presidente, Juan Martínez Majo, que tenían que sacar
una subvenciones para restaurar palomares; me dijo que sí que las iban a
sacar, en principio no le creí, pero al cabo de unos meses publicaron
las bases, las sacaron”, comenta Basarte.
La Diputación ofrece ayudas a los que se animen a restaurar los palomares. Imagen: Irma Basarte
Pero de la emoción inicial se pasó a pesimismo, a la desilusión. De
la esperanzadora convocatoria de las ayudas para restaurar edificios de
interés etnográfico-arquitectónico popular se pasó a la realidad:
solamente cinco propietarios de palomares pidieron ayuda económica para
restaurar sus edificaciones. “Ha sido un chasco, no sabemos si es que la
gente no se enteró de la publicación de la convocatoria de la ayuda o
que se han echado para atrás porque tienen que sufragar una parte de la
obra, como es natural, pues no les cubre la totalidad del gasto. Lo que
esperemos es que la Diputación las siga convocando y que la gente se
anime a restaurar su palomar”, apunta Irma.
Apadrina un palomar. Marca de calidad
En julio de 2017 se celebró en la localidad vallisoletana de Cuenca
de Campos un Foro de Gastronomía y Patrimonio donde se trató la curiosa
iniciativa ‘Apadrina un Palomar’
lanzada por la Fundación Re-habitar Tierra de Campos para poner en
valor el pichón como producto gastronómico de alto nivel. También se
habló de la posibilidad, además, de dotar de una marca de garantía de
calidad agroalimentaria a esta ave que se cría en los tradicionales
palomares terracampinos.
En aquel foro se propuso asimismo crear una microempresa con un
número sostenible de palomares para que sea rentable (unos 15) que logre
gestionar el mantenimiento y la producción de pichones que luego
comprarían determinados restaurantes de las cuatro provincias (León,
Zamora, Palencia y Valladolid), un compromiso que pasaría por tener en
sus cartas platos elaborados con pichones durante todo el año. Una vez
en marcha este ‘negocio’, los pichones se matarían en Industrias del
Pichón Bravío, un matadero que lleva funcionando en Cuenca de Campos
desde 1999 gracias al empresario Félix de la Viuda.
Palomar en Grajal de Campos. Imagen: Irma Basarte
(Alguien recortó esta foto para el reportaje)
Todas estas iniciativas buscan generar empleo y fijar población en el
medio rural gracias a uno de los elementos arquitectónicos que mejor
define el paisaje de Tierra de Campos, el palomar.
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Publicado en el periódico Sahagún Digital