El Palomar Utópico restaurado. | IRMA BASARTE |
Fulgencio Fernández | 02/04/2020
Da pena verlos en Vogue, aquí ya no están de moda"
Patrimonio cultural
Irma Basarte, "la utópica de los palomares", cuenta la situación de
este "patrimonio pobre"; curiosamente un reportaje en la revista Vogue
los ha puesto de actualidad, pero no cambia su negro futuro
Los caminos de las utopías son tan inescrutables como admirables. Irma Basarte
siempre quiso vivir en la España rural, allí se compró un terreno que
tenía un viejo y abandonado palomar. Se propuso restaurarlo, aprendió
las técnicas de trabajo, incluido el uso del barro, conoció las
dificultades por las que atraviesan, vio más palomares caídos que
restaurados... Todo apuntaba a que lo mejor era tirar la toalla, salvo
que seas una utópica, e Irma lo es tanto que muchos han cambiado sus
apellidos Basarte Díez por ‘La Utópica’. Fundó la Asociación de Amigos
de los Palomares de León (Concha Casado es la
Presidenta de Honor), inventarió y fotografió más de 1300 por toda la
provincia, con el premio Palacio Canedo ha montado una exposición que
lleva allí donde se la solicitan, pero... «la verdad es que no me he
cansado de dicha utopía pero sí estoy desencantada, ahora mismo estamos
moviendo nosotros mismos desde la Asociación la exposición de Palomares
de León pero te das cuenta que dicha exposición sirve para que te digan
que les gusta mucho tus fotos, el vídeo sobre palomares y las
maravillosas maquetas de José Antonio Carbajo pero te
das cuenta que los palomares en sí siguen tocados de muerte y no me
canso de decir que no hago fotos para que gusten o no gusten si no para
que nos demos cuenta que hay que restaurarlos y salvarlos y ves que todo
el mundo va a lo suyo».
- ¿Y la utopía de inventariarlos y fotografiarlos todos?
-
Está a punto de cumplirse, me quedan muy poquitos para dar por
terminada esta utopía y pensaba salir en mayo y junio para
inventariarlos y dar por terminado el inventario, pero te das cuenta que
a nadie les importa este tipo de arquitectura tradicional, en fin
siento pena porque detrás de cada palomar siempre hubo unas manos que
los han construido y los han mimado para que llegasen a nuestros días y
ahora mismo es como que todo nos da igual y me niego a ello».
Y en medio de esta realidad de cierta desesperanza aparece la revista Vogue
y los encuentra atractivos como ‘telón de fondo’ para las
espectaculares fotografías del reportaje. «Me hace gracia porque hubo
gente que se alegró por ver sus adobes y tapiales en una revista de tal
prestigio, pero a mí me dio pena mucha pena, porque «desgraciadamente en
nuestra provincia los palomares hace muchos años que han pasado de
moda». Y recuerda Basarte que «curiosamente en 2018 la revista National Geographic
se puso en contacto conmigo para sacar un reportaje sobre los palomares
tradicionales, fue como un regalo especial y utópico para mi
cumpleaños ya que fue en diciembre y tú sacaste en La Nueva Crónica un
bonito reportaje titulándolo nada menos ‘La utopía viaja en paloma’ y
tanto que viaja en paloma y más estos días que las palomas vienen a
verme a la ventana de casa».
Reconoce que en medio de los
contratiempos al ver el mal estado de muchos palomares también se han
cruzado historias que bien la han animado en ese utópico camino que, en
su caso, viaja en paloma. «Hace años los holandeses Hanneke y Ruud Loman
desde Holanda se interesaron por mi utopía y a través de La Asociación
Amigos de los Palomares de León restauramos el palomar del Monasterio de
Carracedo, para llenarlo de palomas. En la actualidad gran parte de las
palomas que habitaban en el Monasterio se han ido al palomar, como
veréis las utopías sí se pueden hacer realidad e incluso gente de fuera
se interesa por nuestro trabajo y por nuestro patrimonio».
Curioso,
gente de fuera. Los holandeses citados, la revista Vogue, pero no han
sido los únicos. «Hace unos meses un profesor francés jubilado se puso
en contacto conmigo para que le diese información sobre los palomares de
León e incluirlos en su libro de palomares, cosa que jamás ha hecho
ninguna institución de León con nuestro trabajo hasta ahora, así que sí
que podemos decir eso de ‘Nadie es profeta en su tierra y menos en
León’».
Reconoce Irma que en su ya largo camino de utópica de los
palomares ha pasado por etapas diferentes, incluso por modas. «Cuando
empezó mi utopía (2011) a todos los medios de prensa les interesaba,
imagino porque cada vez quedamos menos utópicos peleando por alguna que
otra utopía, pero ahora es como que los palomares han vuelto a pasar al
olvido, bueno no del todo, sigue estando de moda gastarse una pasta en
carteles señalizando dónde están los palomares pero luego no se miran
para ellos ni para bien ni para mal, ya sabes la famosa moda de ‘La
España vacía o la España vaciada’».
Ya se sabe los peligros que
encierran las modas, y hay uno con el que Irma Basarte es intransigente,
el de las fotos en redes sociales, el me gusta y a otra cosa. «Están de
moda en los calendarios o fotos para las redes sociales ‘que molan
mogollón’; pero yo no pongo fotos de palomares en ninguna red social, ya
que no se merecen un ‘me gusta’ y al olvido y mira que tengo fotos de
palomares, como para empapelar toda una utopía o dos si son pequeñas; en
fin, las malditas modas, pero ahora en pleno confinamiento nos damos
cuenta que las semillas de hormigón no se comen y los que tengamos
huerta seguiremos comiendo bien y sano, los que tengan palomares con
palomas en breve podrán comer sus ricos pichones y así con todo...».
Irma Basarte. | ANA M. DÍEZ |
- ¿Se pondrán de moda los pueblos?
- De moda ojalá no, pero reconocer
su forma de vida sí. Antes la moda era irse a las grandes urbes ya que
ser de pueblo es de ser «paletos», como nos llama la señora Díaz Ayuso
a los de León, pero ser de pueblo o de León ciudad —que no deja de ser
un pueblo grande— es todo un orgullo y no creo que pasemos de moda,
ojalá nos demos cuenta y volvamos a esos orígenes que hemos ido
perdiendo con el tiempo. Me temo que hasta que no aprendamos a querer y a
valorar lo nuestro difícilmente podremos salvarlo, en este caso los
palomares.
Y en ese punto está su utopía, de excesivo olvido de
estas llamadas «arquitecturas pobres»; algo que tiene mucho que ver con
la despoblación. «Los pueblos y los palomares se están quedando
huérfanos de paisanos y paisanas, y si ellos no los cuidan volverán a la
tierra de donde han salido, hay que tener en cuenta que los palomares
son la arquitectura pobre y ya sabes que en este siglo XXI lo que no da
dinero a corto plazo ya no interesa. A los palomares desgraciadamente
les está ocurriendo eso, lo mismo que a las bodegas, pajares y una lista
interminable, la situación actual es muy crítica».
Pese a sus
palabras no tira la toalla, jamás lo ha hecho. «Toda utopía tiene un
soñador o soñadora detrás y ahora que un pequeño bicho como el coronavirus
nos ha puesto en jaque a toda la población mundial, a lo mejor es hora
de cambiar muchas cosas y una de ellas es volver a poner los pies en la
tierra, porque debajo del asfalto siempre hay un huerto y donde hay
tierra se puede cultivar. Creo que tenemos que dar un giro de 360º,
comprar en el pequeño comercio del barrio porque si al frutero de mi
barrio le va bien a mí también y si los restaurantes introducen dentro
de sus cartas los pichones, quizás los palomares tengan un mejor
futuro».
Y no es mal momento para creer en la resurrección de los palomares, justo ahora que el ILC ha publicado las ayudas de este año. «Y ahora es más fácil el acceso a estas ayudas, que se animen».
Publicado: La Nueva Crónica de León
Irma Basarte10.-