Cada vez que los ves al cruzar veloz esos Campos Góticos (al hilo,
¿por qué siempre cruzamos a toda leche lo terracampino y la parda
castellanía?, ¿nos espantan los horizontes largos por creerlos
inalcanzables?), te preguntas por qué no hay palomares iguales (de nuevo
se clama por su arreglo público; ¿siendo privados?), parecidos, pero no
iguales... y también lo has visto en las bodegas excavadas en cuestos o
lomas. Aún quedan muchas aquí de las 60.000 que hubo -solo en
Valdevimbre, más de 300-, que esto es un León siempre furacado para
buscar agua, guardar vino o sacarle las tripas de carbón a la barriga de
los montes; de siempre nos fue el minar terrenos o sembrar simas por
las que se nos esguiló el futuro minero aquel... que por eso, por llevar
siglos pisando carbón, uvas negras y bosques quemados, la horda vecina
llama con alguna razón a la noble tribu cazurra indios «pies negros»...
y ya habrá algún lector que, al llegar a casa, vaya al cuarto de baño a
mirarse la planta de los pies por si descubre algún rastro de este
estigma genético, alguna mancha negroide que evidencie una inoportuna o
excesiva cazurrez, de la misma forma que en la parte inferior de la
lengua de la oveja se dibuja el color de su lana o manto (¡cagon mi
mantu!)... pues así la planta de nuestros pies, legado de nuestros
ancestros que estaban o vinieron aquí a esclavizarse en minerías o a
pisar uva en las tantísimas bodegas.
Otro tanto los palomares, hijos del padre que les parió, que pudo ser
albañil tacaño o primoroso, cuadradón o azulejines. El saber del tapial
en los muros, el adobe en los nidales y la teja mora en sombreros y
albardillas congrega muchos tipos de mano: la discreta y la esparaván,
la humilde y la enredada en arabescos porque hay rango.
Y el que ama o vive de palomas las cuida hasta con mimos, como aquel
de Villasinta que volvía del monte con solo unas matas de tomillo, ¿?...
pregunté; iba a picarlo con hocil al pie del palomar: con él hacen y mullen su «nial»... las palomas son muy señoritas, no lo sabe usted bien. Palomar perfumado.
Publicado: Diario de León
Irma Basarte10.-